El Teatro de la Zarzuela acaba de estrenar una doble programación con dos de las obras más emblemáticas del repertorio del mal llamado género chico, y que más bien podría percibirse como género lírico breve por la duración de las obras representadas. La propuesta escénica de la cual son responsables el director musical Óliver Díaz y el director de escena Juan Echanove, nos trae ‘El Bateo’, un sainete lírico en un acto y cuatro cuadros con música de Federico Chueca y libreto de Antonio Paso y Antonio Domínguez y ‘La Revoltosa’, un sainete lírico en un acto y tres cuadros con música de Ruperto Chapí y libreto de José López Silva y Carlos Fernández Shaw.
Escenas de El Bateo
La propuesta de un programa doble no es nueva en el Teatro de la Zarzuela, la coexistencia de obras breves ha permitido ya con anterioridad ofertas exitosas. Esta práctica se remonta al siglo XIX, cuando las zarzuelas en un acto solían representarse juntas o combinarse con sainetes hablados. Con el siglo XX, estos emparejamientos comenzaron a responder a criterios más conceptuales, uniendo títulos por tema, estilo o autor. El atractivo del programa doble radica en su capacidad para sorprender al espectador y lograr un equilibrio entre tradición y novedad. Ya sea por afinidad temática, estilística o histórica, esta propuesta sigue siendo una herramienta eficaz para mantener viva la riqueza del teatro lírico español.
Escenas de El Bateo
Ambas obras que llevaban casi tres décadas sin subir al escenario del teatro situado en la plaza de Teresa Berganza, a excepción de una sugestiva revisión de ‘La revoltosa’ presentada en 2016 dentro del programa dirigido al público joven Proyecto Zarza, han sido ya combinadas en varias ocasiones en un programa doble con obras como Agua, azucarillos y aguardiente, Gigantes y Cabezudos o La verbena de la Paloma, pero no habían compartido jornada las dos juntas.
Escenas de El Bateo
La nueva propuesta escénica combina El bateo de Chueca, una obra de gran dinamismo festivo, repleta de escenas corales vibrantes, con La revoltosa de Chapí, en la que el costumbrismo madrileño se entrelaza con un retrato pasional, lleno de tensiones y de escenas cómicas memorables. Y lo hace con una escenografía y un vestuario renovados diseñados por Ana Garay, que le ha dado la vuelta a los acostumbrados trajes y escenarios típicos del Madrid de principios del siglo pasado, para traernos a una villa mucho más actual y cercana a nuestros días en la que sigue presente el concepto de barrio y comunidad de vecinos pero sin que podamos ver la clásica corrala.
Escenas de La Revoltosa
Es importante resaltar que en la zarzuela de La Revoltosa se ha incluido una pieza que había desaparecido y que se estrena en esta ocasión. La partitura en sí, consiste en un divertido trío interpretado por Blanca Valido, Milagros Martín y María Rodríguez, a las que siempre es un placer escuchar.
Escenas de La Revoltosa
En total serán 15 funciones programadas entre el 9 y el 27 de abril, en las que podremos escuchar a los dos repartos que componen el elenco:
Imágenes de La Revoltosa
El bateo: Wamba Gerardo Bullón / Javier Franco; Virginio José Manuel Zapata; Visita María Rodríguez; Sra. Valeriana Milagros Martín; Película José Luis Frontal; Nieves Lara Chaves; Lolo Alberto Frías; Pamplinas Julen Alba; Pascual/Celestino Ángel Burgos.
Escenas de La Revoltosa
La revoltosa: Mari Pepa Berna Perles / Sofía Esparza; Felipe Gerardo Bullón / Javier Franco; Soledad Blanca Valido; Gorgonia Milagros Martín; Cándido Ricardo Muñiz; Encarna María Rodríguez; Sr. Candelas José Manuel Zapata; Tiberio José Julián Frontal; Atenedoro Alberto Frías; Chupitos Sergio Dorado.
Escenas de La Revoltosa
Mención aparte merecen las coreografías de Manuela Barrero, que al igual que la escenografía y el vestuario se han renovado y que en algunos momentos de La Revoltosa dejan un cierto aire a algunas escenas montadas por Bob Fosse en Sweet Charity. Los bailarines son estupendos y las escenas en las que intervienen resultan realmente estéticas, siempre y cuando nos olvidemos un poco de que lo que estamos viendo es una zarzuela. A ver, en un principio todos estos cambios chocan. Es cierto que Felipe más que un chulapo parece un indiano que ha regresado del nuevo mundo montado en el dólar. Que en lugar de un patio de vecindad nos encontramos con una especie de club de copas de los años 50 o que los andamios de El Bateo y los personajes que pululan por el escenario no estamos muy seguros de si están en Lavapiés o en un suburbio de indigentes de algún punto de la ciudad de Nueva York. Pero es cuestión de echarle imaginación y deleitarse con la maravillosa música que nos traen ambas zarzuelas, en las que el coro del teatro dirigido por Antonio Fauró siempre cumple con un trabajo excelente al igual que lo hace la Orquesta de la Comunidad de Madrid.
Fotografías © Conchita Meléndez
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