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martes, 16 de enero de 2024

EL TEATRO ESPAÑOL ESTRENA CARMEN, NADA DE NADIE EN LA SALA MARGARITA XIRGU BAJO LA DIRECCIÓN DE FERNANDO SOTO


Carmen, nada de nadie es una recreación de la vida de Carmen Díaz de Rivera la única mujer que ha logrado ser Jefa del Gabinete de la Presidencia del Gobierno en nuestro país. Pero no es solamente eso, es también un pedacito de la historia de España y no un pedacito cualquiera, es uno de los períodos más complejos e intensos de nuestra historia, el de la transición que nos llevó desde una férrea dictadura a la democracia de la que disfrutamos hoy en día. Con sus defectos y sus virtudes pero democracia al fin y al cabo. 


Es cierto que cabe preguntarse que hubiera ocurrido si esta mujer que desempeño un importante papel al lado del entonces presidente del gobierno, Adolfo Suarez, no hubiera sufrido un trauma personal siendo muy joven. Tal vez se hubiese acomodado a su papel de aristócrata y como mucho habría presidido alguna que otra asociación benéfica. Pero dicen los entendidos que a veces ese espíritu burlón al que algunos llaman dios, escribe con renglones torcidos y entonces se produce una catarsis, un efecto liberador que cambian el destino no solo de quien la padece sino también de cuantos pululan a su alrededor. 

Así,  Carmen poseedora de una voluntad firme y una visión futurista, tuvo desde ese momento el propósito de guiar a su país hacia la democracia. Luchó, a menudo sola, contra todo y contra todos, empeñándose en derribar muros y conseguir que todos los españoles fueran iguales ante la ley. A ella  y a su empeño se debió la legalización del Partido Comunista de España. 


No le fue sencillo, aquella chica rubia a la que Umbral definió como la musa de la transición, enamoraba a quienes la conocían de cerca. También la llamaron traidora, espía comunista y otras cosas terribles para tratar de amedrentarla. Se habló de ella como amante tanto del Rey como del propio Adolfo Suarez, todo con tal de desacreditarla, pero para una mujer que se había forjado en el dolor desde muy joven, rendirse nunca fue una opción. Aún así dimitió el 13 de mayo de 1977,  justo cuando los colaboradores de Suárez se organizaban políticamente para concurrir a las primeras elecciones democráticas bajo las siglas de la Unión del Centro Democrático (UCD). Díez de Rivera nunca estuvo afiliada a este partido, que le parecía entonces “de extrema derecha”. Volvió a la política en 1987 y durante los siguientes años y hasta su muerte ocupo un escaño como eurodiputada en el Parlamento Europeo. 


Los autores de la obra Francisco M. Justo Tallón y Miguel Pérez García, no llegan tan lejos, la dramaturgia se centra en el tiempo que ocupó su puesto como Jefa del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, con alusiones a su vida anterior y al momento en que se siente cercana a la muerte. Con una escenografía sencilla y una iluminación sugerente, además de una serie de objetos que juegan un importante papel en el desarrollo de la obra (teléfonos, micrófonos, imágenes en pantalla o ese mechero que el Rey no deja de mover en su mano derecha) la puesta en escena resulta en ocasiones tan importante como el texto a la hora de evocar pasajes. 


Mónica López es la encargada de dar vida a Carmen y lo hace con convención, como si de algún modo ella hubiera estado también en los lugares en los que se desarrolla la historia. Oriol Tarrasón se mete en la piel de Adolfo Suárez, a quien vemos quizás un poco desdibujado, demasiado influenciado por la presencia tanto del Rey como de Carmen. Ana Fernández es la madre de Carmen, María Sonsoles de Icaza y de León, una mujer que vive obsesionada por las apariencias pero que no duda en saltarse la etiqueta cuando a ella la interesa. Y Victor Massan, además de al Rey interpreta a otros personajes, como Santiago Carrillo o a algún miembro de la prensa. 

La función estará en cartel desde el 17 de enero hasta el 18 de febrero. 


Fotografías © Conchita Meléndez

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