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miércoles, 16 de marzo de 2022

HIPERREAL. EL ARTE DEL TRAMPANTOJO

Bodegón © Samuel Van Hoogstraten

Pintar imágenes que no puedan diferenciarse de la realidad ha supuesto un desafío para artistas de todos los tiempos. La habilidad para engañar al espectador haciendo pasar lo pintado por real mediante las leyes de la óptica y de la perspectiva es todo un juego cuyos primeros ejemplos se conocieron a través de textos literarios griegos. Desde entonces, el trampantojo ha tenido en las artes una larga presencia, con periodos de notorio florecimiento, como el Renacimiento o el Barroco, para decaer tras el Romanticismo, pero sin llegar a desaparecer nunca del temario artístico.

La Tierra © Giuseppe Arcimboldo

La exposición Hiperreal. El arte del trampantojo, que se podrá disfrutar en el Museo Thyssen-Bornemisza entre el 16 de marzo y el 22 de mayo, ha sido comisariada por Mar Borobia y Guillermo Solana y organizada con la colaboración de la Comunidad de Madrid, propone una revisión del género a través de más de un centenar de obras de alta calidad, procedentes de museos y colecciones particulares de todo el mundo, que ponen en evidencia los temas más representativos de la pintura de caballete. El arco cronológico abarca desde el siglo XV hasta el XXI, pero las obras se presentan ordenadas por materias y escenarios, independientemente de su fecha de ejecución, para poder así resaltar la continuidad del género, que se prolonga hasta nuestros días.


Bodegón © Juan Fernández "el Labrador"

La exposición se organiza en los siguientes apartados: Puesta en escena, dedicado al bodegón; Figuras, encuadres y límites, sobre el engaño a través del marco pintado; Huecos para curiosos, representaciones de hornacinas, vanos o armarios con objetos diversos que sorprenden por su ilusionismo; Muros fingidos: tablones y paredes, convertidos en escenarios para exhibir objetos que muestran la pericia del pintor; Desorden perfecto, dedicado a los rincones de artista y a los quodlibet, subgéneros del trampantojo; Llamada a los sentidos, con composiciones cuyo tema principal son las esculturas y las flores; Renovación americana y su estela, dedicado a los renovadores del género en Estados Unidos y a su influencia, y Trampantojo moderno, con piezas que destacan por mostrar la habilidad y la imaginación de sus autores para sorprender, con especial atención a los siglos XX y XXI. La muestra termina con una obra del escultor Isidro Blasco, encargada exprofeso para cerrar el recorrido.


Máxima velocidad de la Madonna de Rafael © Salvador Dalí

El término trampantojo - trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es - procede del francés trompe l’oeil, publicado por primera vez en un diccionario de Bellas Artes de 1806, aunque ya había sido utilizado como título de una pintura en 1800. Los primeros ejemplos los encontramos en la antigüedad de Grecia y Roma, en mosaicos y pinturas murales, y son muchas las referencias al arte ilusionista y a la capacidad de los artistas de reproducir la naturaleza en la literatura de la época. El más famoso es el episodio narrado por Plinio en el que los pintores Zeuxis y Parrasio participan en una suerte de concurso de habilidades. El realismo de las uvas pintadas por el primero es tal, que incluso los pájaros se acercan para comerlas, mientras que Parrasio presenta una pintura que representa una cortina; Zeuxis le pide que la retire para poder admirar así su obra, pero se da cuenta de que ha caído en el engaño y reconoce la gran habilidad de su oponente.


Aparejos de cetrería en un nicho © Christoffel Pierson


Trampantojo con busto de Venús © Caesar van Everdingen

Este relato se hizo muy popular durante el Renacimiento y fueron muchos los que quisieron emularlo y crear obras que produjeran ese efecto de falsa realidad a través de los más variados recursos y técnicas pictóricas. Junto al hábil uso de la perspectiva, el escorzo o los efectos lumínicos, los pintores introducen todo tipo de juegos visuales, como elementos que se proyectan fuera del cuadro e invaden el espacio del espectador, insectos que parecen posados sobre el lienzo, o materiales y texturas reproducidas con tal detalle que consiguen engañar y fascinar a quien los mira.


Fragmento de el escaparate del vendedor de estampas © Walter Goodman


Huyendo de la crítica © Pere Borrel del Caso

El bodegón es el género que más posibilidades ha brindado a los artistas para experimentar el mito de la ilusión, buscando retratar objetos, flores, frutas y otros alimentos de forma tan realista que resulte difícil diferenciar entre verdad y ficción. Sin embargo a mediados del siglo XVII, el trampantojo alcanzó en Holanda la categoría de género independiente con respecto a las naturalezas muertas y sus temas se fueron diversificando. Jugar con los márgenes, límites o marcos de los cuadros es uno de los recursos más utilizados. Un escenario típico del trampantojo es presentar los objetos y alimentos a través de nichos, hornacinas o ventanas. Este marco permite proyectar algunos de esos elementos hacia el exterior, aumentando así la sensación de realidad. Las flores son otro de los motivos más utilizados en los trampantojos, ya sean arreglos en forma de ramos, cestas, floreros o guirnaldas, o como complemento de otros temas. 

Tren elevado a Brooklyn © Isidro Blasco

Tren elevado en Brooklyn (2022), la última pieza de la muestra, es un collage moderno y urbano que combina fotografía, escultura y arquitectura, creado para la ocasión por el artista Isidro Blasco, cierra el recorrido de la exposición devolviendo al espectador a la realidad pues, sin ser propiamente un trampantojo, la obra provoca una reflexión sobre esa dualidad realidad/representación característica del género.

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