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miércoles, 1 de febrero de 2023

EXPOSICIÓN "JUAN MUÑOZ. TODO LO QUE VEO ME SOBREVIRIRÁ"

 


La Sala Alcalá 31 presenta “Todo lo que veo me sobrevivirá”, una exposición dedicada a la producción de la década de los noventa del artista Juan Muñoz, uno de los artistas europeos más importantes de la segunda mitad del siglo XX.

Un doble homenaje que se celebra en la Sala Alcalá 31 y el Museo Centro de Arte Dos de Mayo a través de una doble exposición que recorrerá dos décadas de la intensa trayectoria de Juan Muñoz, precisamente en el año en el que se cumplen 70 años del nacimiento de este artista.

La exposición de la Sala Alcalá 31, que conmemora los 70 años de nacimiento del artista y podrá visitarse desde el 14 de febrero al 11 de junio de 2023,  reúne algunas de sus piezas más icónicas, fechadas entre los años 90 y 2001, año de su prematura muerte. Esta última década de producción de Juan Muñoz estuvo marcada por el dominio del espacio, en una concepción neobarroca, y por la recuperación de la figura humana como elemento central de trabajo. Su vocación existencialista, su cualidad emocional y su reivindicación del truco, de la suspensión de la incredulidad, determinaron la ficción como una característica fundamental del arte contemporáneo, avanzando un cambio que será esencial dentro del arte en el siglo XXI.


Entre todas las obras que podrán verse destaca Plaza, pieza procedente del Kunstsammlung K21 Dusseldorf, que no se ha visto en España desde que el Museo Reina Sofía le dedicó en el Palacio de Velázquez la muestra Monólogos y diálogos en 1996. Asimismo, la muestra contará con préstamos procedentes de varias colecciones, tanto nacionales como internacionales, de museos como el Stedelijk van Abbe Museum de Eindhoven, el S.M.A.K. de Gante o la Fundación Botín.


La trayectoria de Muñoz se truncó en el momento de su máximo apogeo, después de inaugurar su gran instalación en la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres. De ahí que la muestra de la Sala Alcalá 31 toma su nombre de una cita de la poeta rusa Anna Ajmátova (1889 – 1966) que Muñoz recogió en una de las últimas notas de sus cuadernos de preparación para la muestra en el museo londinense.

Esta exposición tendrá su continuidad en el Museo Centro de Arte Dos de Mayo entre junio y noviembre de 2023 con una muestra que incluirá diversas instalaciones, esculturas, dibujos y pinturas de su primera década de trayectoria.


Juan Muñoz (Madrid, 1953 – Ibiza, 2001) pasó un año estudiando arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid antes de decidir huir de la España franquista hacia Londres en 1970. Muñoz pasó a estudiar en la Escuela Central de Arte y Diseño de Londres (1976– 1977);  en el Croydon College of Design and Technology, Londres, donde se centró en el grabado (1979–1980); y en el Pratt Graphics Center, Nueva York (1981). Los períodos que Muñoz pasó viviendo en Londres y Nueva York fueron particularmente formativos. Mientras estuvo en Londres, su trabajo se basó principalmente en la interpretación y se interesó progresivamente en un grupo de artistas que estaban trabajando para ir más allá del canon de la escultura tradicional, como Richard Deacon y Bill Woodrow, entre otros.


Desde mediados de los años 80, Juan Muñoz se había embarcado en la recuperación de la figuración en la escultura pero fue paulatinamente la dimensión instalativa y la vocación arquitectónica lo que llevó su trabajo a una escala cada vez más monumental. Al mismo tiempo, sus obras también se volvían psicológicamente más complejas. Si la cuestión de la teatralidad hacía que el espectador accediera a una exposición sabiéndose a destiempo, como si hubiese llegado demasiado pronto o demasiado tarde a la obra que se le representaba, la multiplicación del número de figuras y de los recursos espaciales dio paso a una relación existencial que tiene más que suspende la incredulidad de los públicos, que borra la distancia entre exposición y realidad. Juan Muñoz nos recuerda que estar en una exposición es acceder a estar expuesto. Pero que los visitantes se sientan como los personajes protagonistas de una trama en curso es también una posición de riesgo: supone el reconocimiento de una posición frágil, de sometimiento emocional, al ceder el control al artista narrador.


Al mudarse a Nueva York en 1981, recibió una beca Fulbright. También comenzó su trabajo en escultura y fue fuertemente influenciado por creadores como Philip Guston, Robert Morris, Barnett Newman y Robert Smithson. Muñoz desarrolló una amistad con la curadora española Carmen Giménez, quien le presentó al influyente escultor Richard Serra.

El trabajo de Muñoz ha sido objeto de numerosas presentaciones individuales en los Estados Unidos y Europa. En el año 2000, la Tate Modern de Londres también le encargó que fuera el segundo artista, tras Louise Bourgeois, en hacerse cargo de su Sala de Turbinas. Muñoz pasó meses desarrollando una gran instalación, que se abrió al público en 2001, año de su fallecimiento.

La sala de exposiciones oscila entre la realidad y la ficción o, más bien, no deja de insistir en que –como el reflejo en un espejo– la realidad no es más que una modalidad de la representación. Colgado entre dos siglos, el trabajo de Juan Muñoz se alza como el puesto de avanzada del giro especulativo que caracteriza al arte en el presente inmediato.

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