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jueves, 16 de junio de 2022

VIAJE DE INVIERNO. ENTRE SHCUBERT, MÜLER Y CARLOS GARCÍA-ALIX

 


El paisaje es el sumun del romanticismo. Así lo ve y lo ha expresado Carlos García-Alix, con sus palabras y con sus obras. Y no debe de andar muy desencaminado porque al contemplar sus cuadros en la sala Goya del Círculo de Bellas Artes, uno se siente hipnotizado por la atmósfera que rodea cada una de las imágenes. 

La exposición Viaje de invierno es una libre y muy personal interpretación pictórica del Winterreise de Schubert. Una tentativa por relacionar algunas de las claves simbólicas de la obra: el invierno, el viaje, la soledad, la oscuridad, el amor imposible, la muerte… con nuestro presente, con nuestro mundo de las primeras décadas del siglo XXI.  Un mundo donde la antinomia entre razón y sentimiento sigue siendo una fuente de inspiración y creación para diferentes artistas de diferentes disciplinas.


Carlos que considera que lo suyo no es un viaje sino una errancia, un vagar hacia ninguna parte, sin destino final ni meta, comenzó a fraguar la colección en un viaje en tren hacia Bilbao. A mitad de camino, más o menos a la altura de Burgos se desató una tormenta de nieve y el tren quedó detenido durante un período indefinido de tiempo. Los viajeros en un principio sorprendidos y tal vez algo aterrorizados, pero a la vez fascinados por el espectáculo que se ofrecía a sus ojos, se olvidaron de sus teléfonos móviles y sus ordenadores para mirar por las ventanas del vagón. La escena impresionó al artista y en ese momento se le vino a la cabeza la obra de Schubert, concretamente el ciclo de 24 canciones para voz y piano que el músico austriaco compuso entre 1827 y 1828 sobre una serie de poemas de Wilhelm Müller. 



Aunque el motivo aparente de esta famosa composición, obra maestra del romanticismo, es el amor no correspondido, la riqueza de sus múltiples significados, la poderosa simbología del viaje a través del paisaje invernal, o la naturaleza solitaria, errabunda y trágica del viajero, nos permite vislumbrar un pathos que trasciende los arquetipos más comunes del romanticismo y nos introduce en un territorio absolutamente moderno, una geografía espiritual fragmentaria que a día de hoy sigue conservando una poderosa capacidad evocadora y emotiva.


El acercamiento a este universo parte de una doble experiencia: la relación de Carlos García-Alix con un conjunto de obras literarias, musicales y pictóricas del pasado romántico, y su propia experiencia viajera en estos últimos años a través del invierno en Alemania, Chequia y Dinamarca, lugar en donde reside su hermana a la que visita a menudo. Los paisajes nevados que rodean su casa se ven reflejados en algunos de los cuadros que componen la muestra junto a árboles desnudos de hojas, ríos caudalosos o chamizos de carboneros. También está representado el caminante de Schubert, ese que está envuelto en un aura de misterio que caracteriza a los héroes de un Lord Byron, y es que el  hombre que camina es también el hombre que sufre, a veces por desamor pero también por soledad, por el dolor, el frío, la nostalgia, la desesperación, la muerte, la locura..


Carlos García-Alix es un artista integral, pintor, escritor y cineasta, desde 1982 ha realizado numerosas exposiciones de pintura individuales y colectivas en diferentes galerías e instituciones culturales.

En paralelo a la pintura ha desarrollado proyectos editoriales centrados en la gráfica contemporánea como Las ediciones del Comité Peninsular, Larga Marcha Arte y Ediciones (que funda en 2011) y Cristal del tiempo.


García-Alix es autor de los libros Madrid-Moscú (que obtuvo el segundo premio al Libro de Arte Mejor Editado del Ministerio de Cultura en 2003) y El honor de las Injurias, ambos publicados por T Ediciones. Este último, junto a un documental homónimo realizado en 2007, está dedicado al llamado “Doctor Muñiz”, pistolero de CNT durante la guerra civil española. El largometraje fue premiado en la Semana Internacional de Cine de Valladolid en 2007. 


En 2004 creó junto a su hermano Alberto García-Alix y el también fotógrafo Nicolás Combarro la productora “No hay penas”. En paralelo, ha desarrollado una tarea de recopilación documental centrándose en la década de 1930 en España, que se refleja tanto en su pintura y obra gráfica como en la literaria y cinematográfica, y que ha denominado “novela pintada”, un proyecto que ha cristalizado en obras como el libro Madrid-Moscú o el lienzo Regreso a casa (1999).

La exposición podrá visitarse hasta el 4 de septiembre de 2022.


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