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jueves, 17 de noviembre de 2022

EL MUSEO DEL PRADO APORTA UN TOQUE CONTEMPORÁNEO A TRAVÉS DE LA OBRA DE FERNANDO ZÓBEL

 


Existe una cita en los diarios de Zóbel que podría constituir el lema de la exposición que acaba de inaugurarse en la Sala C del Edificio de Los Jerónimos del Museo del Prado: ‘Recojo mi tarjeta (número 342) de copista del Prado. Lo esencial es que me da derecho a silla. Se me estaban acabando los cuadros que por casualidad tienen asiento puesto delante.’ Y es que para saber pintar, primero hay que saber mirar. Y fueron muchas las horas que Fernando Zóbel pasó mirando en las salas del museo fascinado por la investigación pictórica y realizando dibujos de sus obras favoritas. 

¿Cómo admirar la pintura de los grandes maestros sin ser una víctima pasiva de su fascinación? ¿Cómo sumergirse en el arte del pasado sin abdicar del compromiso con las vanguardias modernas y contemporáneas. La respuesta de Fernando Zóbel (Manila, 1924 – Roma, 1984) fue a un tiempo simple y enormemente sofisticada: estudiarlos para comprenderlos y luego, reinventarlos. 

Autorretrato, 1952 © Fundación Juan March


A través de un recorrido por su pintura y sus dibujos El Prado acoge a Fernando Zóbel y su extraordinaria mirada sobre el arte de los grandes maestros. En total son 42 pinturas, 51 cuadernos de apuntes y 85 dibujos y obra sobre papel, procedentes de colecciones españolas, filipinas y norteamericanas, las que conforman el recorrido con el que el Museo Nacional del Prado, con la colaboración de la Comunidad de Madrid, rinde homenaje a una figura fundamental de la pintura española de la segunda mitad del siglo XX.




“Zóbel. El futuro del pasado” explora la obra del pintor a lo largo de dos itinerarios que son fundamentales para valorar su original contribución a la pintura abstracta contemporánea: el primero, entre la modernidad y el legado de la tradición, reúne los estudios del pintor realizados en museos a lo largo de todo el mundo, el Museo del Prado muy particularmente, reconstruyendo su proceso creador. En segundo lugar, la exposición sigue  la obra de Zóbel a través de un itinerario, internacional y geográfico, mostrando cómo el dibujo fue la herramienta que le acercó a una forma original y alternativa de modernidad  que Zóbel descubrió en Asia, en la tradición vernácula de las Islas Filipinas o en la pintura china y japonesa. Ambos itinerarios nacen de la particular condición biográfica del artista: Nacido en Manila, formado en los Estados Unidos para acabar instalándose en España, Fernando Zóbel no fue solo un pintor enormemente curioso y erudito, también fue un viajero permanente y un artista radicalmente cosmopolita.




Comisariada por Felipe Pereda, profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, en la Johns Hopkins University (Baltimore) y en la Universidad de Harvard y Manuel Fontán del Junco, director de Museos y Exposiciones de la Fundación March, ambos muy ligados profesional e institucionalmente a la figura del pintor, “Zóbel. El futuro del pasado” recrea la larga conversación del artista moderno con los grandes maestros, una conversación que se fraguó en museos de todo el mundo. 





Estructurada en cinco ámbitos, la exposición reconstruye el itinerario poético y artístico de Zóbel, entre los extremos de un mismo principio: aprender a mirar, para entender el arte de los grandes maestros, por un lado, y, por el otro, volcar lo aprendido en su propia obra para así compartirlo. La obra de Zóbel es una conversación continuada con los maestros del pasado. Y esas conversaciones son ejercicios de traducción pictórica. Lo nuevo es lo antiguo revalorizado sobre nuevas bases. Zóbel elevó el acto de pintar desde el hábil oficio de plasmar las apariencias hasta el comentario apasionado sobre la naturaleza intangible de la verdad. 

Fernando Zóbel, años 50'. Fotógrafo desconocido


© Fotografías Conchita Meléndez

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