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sábado, 8 de febrero de 2020

MAPFRE EXPONE LA OBRA ESCULTÓRICA DE DOS GRANDES GENIOS: RODIN – GIACOMETTI


FUNDACIÓN MAPFRE
Sala Recoletos
Del 6 de febrero al 10 de mayo de 2020

El grito - Rodin


La Fundación MAPFRE ha presentado en su sala del Paseo de Recoletos la muestra Rodin-Giacometti, una exposición dedicada por completo a las obras escultóricas de estos dos genios que aunque no coincidieron en el tiempo si lo hicieron en su manera de entender el arte de modelar el cuerpo humano.

No es la primera vez, según nos cuenta Catherine Chevillot, directora del Museo Rodin de París, que se empareja a Rodin con otros artistas, ya anteriormente se le relacionó con pintores como Mattise  o fotógrafos como Mapplethorpe, con cuyas obras también se muestran ciertas analogías y en un futuro próximo está previsto realizar una exposición del escultor con el polifacético genio Pablo Picasso. En opinión de Chevillot cada vez que se enfrentan las figuras de Rodin y otros artistas se produce una nueva forma de ver la obra del escultor a través de la mirada de los otros, ya que al igual que sucede con Giacometti, son ellos los que miran y se inspiran en su obra.
 


Las Tres Faunesas - Rodin


A pesar de estar separadas por más de una generación, las trayectorias creativas de Auguste Rodin (París, 1840 - Meudon, 1917) y Alberto Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901 - Coira, Suiza, 1966) muestran —junto a disparidades inevitables— significativos paralelismos que se desvelan por primera vez en esta exposición conjunta. Sus respectivas obras comparten aspectos puramente formales como pueden ser el interés en el trabajo de la materia y la acentuación del modelado, la preocupación por el pedestal y el gusto por el fragmento o la deformación, pero el dialogo que se establece entre ellos va mucho más allá. Rodin es uno de los primeros escultores considerado moderno por su capacidad para reflejar — primero, a través de la expresividad del rostro y el gesto; con el paso de los años, centrándose en lo esencial— conceptos universales como angustia, dolor, inquietud, miedo o ira. Y este es un rasgo fundamental en la creación de Giacometti: sus obras posteriores a la Segunda Guerra Mundial, esas figuras alargadas y frágiles, inmóviles, a las que Jean Genet denominaba «los guardianes de los muertos», expresan, despojándose de lo accesorio, toda la complejidad de la existencia humana.
 


 Giacometti


Cabeza de la lujuria - Rodin

Giacometti fue un gran admirador de la obra de Rodin, hasta el punto de que prefería ir andando a la escuela para poder ahorrar el dinero destinado al transporte y así poder comprarse un libro del artista. Sin embargo durante un tiempo renegó del maestro francés y dirigió su mirada a los nuevos escultores de las vanguardias, entre los que se encontraban Ossip Zadkine, Jacques Lipchitz o Henri Laurens. Tras un breve período «neocubista», el suizo se unió a las filas del surrealismo y creó composiciones complejas cargadas de contenido simbólico. Sin embargo, a partir de 1935, la figura humana volvió a ocupar el centro de su trabajo para ir definiendo la estética por la que se le identifica esencialmente, aquella que iría perfilando en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Y es que Rodin  fue  el  maestro indiscutible  del  siglo XIX; prácticamente  ningún  escultor moderno  había  podido  medirse  con  él. 


Busto de Annette Giacometti
 
Rodin

La selección de obras que forma la exposición se plantea como una constante conversación desarrollada por la obra de los dos artistas en el espacio a través de nueve secciones. Muestra cómo ambos creadores hallaron, en sus respectivas épocas, modos de aproximarse a la figura que reflejaban una visión nueva, personal pero engarzada en su tiempo: en Rodin, el del mundo anterior a la Gran Guerra; en Giacometti, el de entreguerras y el inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, marcado por el desencanto y el existencialismo. Destacan especialmente en la exposición “Los dos hombres que caminan”, cada uno de ellos en su estilo, y que en la figura de Giacometti  muestra toda la fragilidad del ser humano.

Los hombres que caminan

Con motivo de la exposición, Fundación MAPFRE ha editado un catálogo que reproduce la totalidad de las obras expuestas e incluye ensayos de las comisarias de la exposición, Catherine Chevillot, directora del Musée Rodin, y Catherine Grenier, directora de la Fondation Giacometti de París, así como del comisario adjunto, Hugo Daniel, responsable de la École des Modernités del Institut Giacometti. La publicación, que tiene como objetivo convertirse en referencia para el estudio de la conexión entre ambos artistas, cuenta también con textos de reconocidos especialistas como Sophie Biass-Fabiani, responsable de la obra gráfica, pintura y arte contemporáneo del Musée Rodin, y Hélène Pinet, antigua responsable científica de la colección de fotografías del mismo museo. El catálogo incluye, además, un apéndice documental, una selección de escritos de ambos artistas y sus respectivas cronologías.

Giacometti trabajando en su estudio de París en 1955
 Fotografía de Isaku Yanaihara © Suki Yanaihara







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