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martes, 3 de noviembre de 2015

El Thyssen rememora La Ilusión del Lejano Oeste

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA
Paseo del Prado, 8  MADRID
Del 3 de Noviembre de 2015 al 7 de Febrero de 2016


¿Quién de nosotros no ha soñado alguna vez con visitar las extensas llanuras del Oeste Americano a lomos de un pura sangre, mientras encendemos un Marlboro  y desde lo alto de la colina vemos deslizarse una manada de enormes búfalos que a su paso levantan una nube de polvo rojo? Todos los que nacimos el pasado siglo XX guardamos en la memoria la imagen del Lejano Oeste, aunque sea una imagen prefabricada y alejada de la realidad. Es aquella imagen que conocimos a través de las películas, llamadas  wésterns, y que curiosamente muchas de ellas ni siquiera fueron rodadas allí, sino en tierras españolas o italianas. También es la imagen de los comics del pequeño Rusty y su pastor alemán Rin Tin Tin, o de las novelas de Marcial Lafuente Estefanía.



“El Lejano Oeste norteamericano ha sido siempre un territorio mítico en el que la leyenda ha precedido a la realidad. Las primeras expediciones españolas, desde México y Florida, iban en busca de la fuente de la eterna juventud o de quiméricas riquezas, y la expansión hacia el Oeste de las colonias británicas, antes y después de su independencia, fue espoleada por relatos que describían tierras paradisíacas y aventuras extraordinarias, junto con una idea mesiánica que otorgaba al pueblo estadounidense un destino manifiesto. Esos sueños tuvieron efectos perversos. A lo largo de cinco siglos se produjo una profunda y dramática transformación cultural que acabó con muchas de las tribus indias y que redujo a las reservas a los que sobrevivieron. El paisaje fue sometido a mutaciones radicales, a través de las actividades agrícolas y ganaderas de los colonos y de la fundación de pueblos y ciudades, y la fauna sufrió la depredación de cazadores y tramperos.




En el Oeste se produjo una violenta colisión de paraísos. La tierra trascendental de los indios, atravesada por los espíritus, era incompatible con la tierra prometida de los blancos. La guerra, la enfermedad y el hambre destruyeron una forma de vida. Pero no se consiguió borrar la imagen del Oeste como edén en el que el nativo americano había vivido en armonía con la naturaleza.

El Museo Thyssen-Bornemisza presenta una exposición que propone, por primera vez en España, seguir los pasos de los artistas que en el siglo XIX se adentraron en los territorios del Oeste norteamericano, asumiendo el reto de mostrar sus paisajes, desconocidos y exóticos, y de representar las formas de vida de los indios americanos que desaparecían ante sus ojos por efecto de un programa ideológico, político, militar y colonizador. Estos artistas contribuyeron a crear desde muy pronto una “ilusión” del Lejano Oeste, combinando el entusiasmo romántico y la admiración genuina con los tópicos, prejuicios y expectativas que enturbiaban la mirada del hombre blanco; una imagen que en adelante se convertiría en el mito del indio salvaje, viviendo en las praderas en comunión con la naturaleza, muy alejado de la visión que el cine popularizaría años más tarde y que estuvo centrada en mostrar el punto de vista de los ocupantes y las fatigas y peligros a los que tuvieron que enfrentarse.



A través de una selección de pinturas y fotografías de artistas como Karl Bodmer, George Catlin, Henry Lewis, Albert Bierstadt, Edward S. Curtis o Carleton E. Watkins, entre otros, la exposición presenta este apasionante capítulo, poco conocido aquí, de la historia del arte. Algunos de los lienzos pertenecen a la propia colección permanente del Museo, la única en España con obra de estos pintores, reflejo de la pasión del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza por las narraciones literarias, cinematográficas y artísticas sobre el Oeste, y que fue el primer coleccionista europeo que apostó por los artistas americanos del siglo XIX que se adentraron en los territorios del Oeste norteamericano y mostraron sus paisajes. También su esposa Carmen Thyssen, quien anteriormente estuvo casada con el actor estadounidense Lex Barker, el cual participó en varias películas del oeste, coleccionó obras de arte, amuletos  y otros objetos pertenecientes a este capítulo de la Historia del arte.


Con más de doscientas piezas, entre cuadros, fotografías, cartografía, esculturas y una enorme cabeza de bisonte que preside la sala principal, se pueden ver también carteles de míticas películas como “Soldado Azul”, “Fort Apache” o “Río Grande”. Y Cerrando la exposición, se presenta una selección de 13 libros-caja, relacionados con el Oeste americano, que forman parte de la Biblioteca del Bosque, de Miguel Ángel Blanco, artista y comisario de la muestra. Esta colección fue Iniciada en 1985 y está compuesta en la actualidad por 1.148 libros-caja. La biblioteca es un proyecto escultórico vital que recrea paisajes, experiencias y visiones, expresados en dibujos, imágenes y composiciones con elementos o materiales de la naturaleza. El artista ha realizado además una instalación con cráneos de animales simbólicos para los indios y una intervención sonora que evoca el galope de las manadas de búfalos.


Al terminar la visita los más nostálgicos pueden pasar por la tienda de regalos, donde encontrarán desde una típica tienda tippy, al sombrero del sheriff, el penacho de plumas de un jefe sioux o comanche, atrapasueños o cajas del “Fuerte Comansi” que les permitirán volver a sentirse niños jugando a indios y vaqueros. Y por supuesto una serie de libros que ilustran el tema, incluido el catálogo de la exposición.









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