Con un público mayoritariamente entre los 50 y los 70, aunque también con algunos jóvenes en las gradas y algunas personas que bien podrían haber vivido aquellas circunstancias siquiera de refilón, y totalmente entregado a los avatares que se venían sucediendo en el escenario, discurren las 4 horas y cuarto de la obra que Andrés Lima ha llevado a el Teatro Valle-Inclán en colaboración con Juan Mayorga, Juan Cavestany y Albert Boronat.
Con una redistribución del espacio escénico y del patio de butacas, que deja a los intérpretes en una zona cuadrada a modo de ring pugilístico, con apenas unos cuantos elementos que se mueven continuamente y que lo mismo representan una tribuna oratoria como la mesa en la que brindan los conspiradores, una barricada o una fosa común, los ocho actores y actrices que interpretan más de dos docenas de personajes y una veintena de componentes del Coro de Jóvenes de Madrid que representan al pueblo, va discurriendo un pedazo de la historia de España. Y si bien en un principio el tiempo de duración de la obra puede parecer excesivo deja de serlo en el momento en que se apagan las luces y nos vamos sumergiendo en el argumento. Quizás porque como comentarán Andrés Lima y los demás en la rueda de prensa previa al estreno, sabemos poco de cómo se desarrollaron los hechos y queremos saber más.
Es indudable que cualquier historia tiene un tinte sesgado desde el momento en que se cuenta y que éste depende de quién lo cuenta. Lo poco que nos contaron en la escuela, a los que nos contaron algo, era la visión de los vencedores y aquí vamos a encontrarnos con una visión diferente. El texto desarrollado a ocho manos por Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga, empieza con la sublevación de Queipo de Llano quién junto con Mola y Sanjurjo fue uno de los cabecillas principales del golpe militar contra el gobierno del Frente Popular, cuyo fracaso parcial originó la guerra civil española. El General Queipo de Llano dirigió el golpe militar en Sevilla e inició una fuerte represión que ocasionó solamente en Sevilla en el periodo comprendido entre el 18 de julio de 1936 y enero de 1937 la muerte de 3028 personas.
A partir de aquí se irán sucediendo los distintos acontecimientos que se desarrollaron a lo largo del primer año de la guerra pero también nos hablan de cómo se llegó hasta allí, de quienes estuvieron detrás de los hechos, de los apoyos que recibieron uno y otro bando, escasos en el bando republicano y mucho más amplios en el de los sublevados, quienes desde el principio contaron con armamento, apoyo logístico y combatientes llegados tanto de la Italia fascista como de la Alemania nazi a la que el campo de batalla español les sirvió como terreno de pruebas para la posterior contienda que sería la Segunda Guerra Mundial. Por su parte la República obtuvo el apoyo de la URSS y de las Brigadas Internacionales, también recibió el apoyo casi simbólico de México. El acuerdo general sobre la No-Intervención de Francia y Gran Bretaña también tuvo un gran peso en el desarrollo de la guerra.
La música juega un papel importante durante toda la representación, ya que alivia un poco los momentos más intensos y está interpretada genialmente por el Coro de jóvenes de Madrid, que todo hay que decirlo hacen un trabajo espectacular en su papel del pueblo, victima primera y última de cualquier contienda, también como milicianos, y soldados de uno u otro bando que se matan entre sí. Son veinte jóvenes que cantan e interpretan sin necesidad de hablar. Las canciones que aparecen van desdelos himnos puramente políticos como la Internacional, el Cara al Sol o el ¡Ay, Carmela!, hasta música popular como Los cuatro muleros.
Los actores y actrices que forman el reparto son por orden alfabético:
Antonio Durán “Morris” (Queipo de Llano, Obispo Antonio Montero, Nicolás Franco)
Alba Flores (La Pasionaria, General Rojo, Mika Etchebéhère, Celia Gámez)
Natalia Hernández (Yangüas Messía, Cardenal Gomá, Señora Guerra, Cabaretera)
María Morales (Manuel Azaña, Largo Caballero, Clara Campoamor)
Paco Ochoa (Pau Casals, George Orwell, General Mola)
Blanca Portillo (José Antonio Primo de Rivera, Von Richthofen, Rosario La Dinamitera)
Guillermo Toledo (General Yagüe, Alfonso XIII, General Miaja)
Juan Vinuesa (Francisco Franco, Norman Bethune, Ramiro de Maeztu)
Ni que decir tiene que con un cartel así es difícil distinguir a unos sobre otros ya que todos ellos están fantásticos en sus respectivos papeles, si bien podemos destacar que dentro de los diversos personajes que cada uno interpreta podemos decir que Blanca portillo hace una soberbia intervención como José Antonio Primo de Rivera o como Rosario la Dinamitera, que Juan Vinuesa ejerce el papel de Francisco Franco sin que éste caiga en la caricatura, Natalia Hernández está perfecta tanto como Señora Guerra como con los contorsionismos de la cabaretera anónima, María Morales esplendida en todos sus personajes y Alba Flores como la Pasionaria. En general todos los actores y actrices consiguen que durante las más de cuatro horas que dura la función nos sintamos parte del espectáculo y nos olvidemos del tiempo que llevamos dentro del teatro.
Andrés Lima ha vuelto a lograr que algo que a priori parecía muy difícil, representar la guerra civil, se haya convertido en un ejercicio aparentemente sencillo en el que nos encontramos con momentos clave de la guerra como la batalla del Ebro, los bombardeos sobre Guernica, la masacre de la carretera Málaga-Almería, conocida también como La Desbandada, de la que queda constancia gracias al reportaje fotográfico de Robert Capa, o los discursos radiofónicos de los implicados en la contienda.
La obra estará en cartel hasta el 26 de enero y se representa de martes a domingo a las 19:00. Hay dos descansos de 10 minutos, lo cual viene muy bien para estirar un poco las piernas, aunque las gradas están montadas de forma que hay espacio suficiente para sentirse cómodo durante toda la representación.
Fotografías © Bárbara Sánchez Palomero
No hay comentarios:
Publicar un comentario