Cada generación ha tenido su
música, su literatura, su forma de ver y vivir la vida y sobre todo su deseo de
derrocar a las generaciones anteriores e imponer un nuevo sentido a un mundo
que nunca acaba de convencer a casi nadie. Sin duda la década de los sesenta y
comienzos de los setenta fue clave en muchas cosas. Los movimientos sociales que
se dieron, hippies, feministas, minorías sexuales, afroamericanos y más tarde la oposición a la participación de
los norteamericanos en la guerra de Vietnam, dieron paso lo que se conoció como
los inicios de la contracultura.
En medio de todo ello emergieron,
primero en Estados Unidos y a continuación en una serie de otros países como
Inglaterra, Alemania, Polonia, Checoslovaquia, Francia o España, nuevas manifestaciones
artísticas, tanto en la música como en el aspecto visual. El Pop Art, la
Psicodelia, el Modern Art, fueron motivadas por la rebeldía de una generación
que se revolvía contra la sociedad de consumo.
El Círculo de Bellas Artes
propone un recorrido por lo que han dado en llamar “PSICODELIA en la cultura
visual de la era Beat (1962-1972)”, un título tal vez no demasiado acertado habida
cuenta de que en realidad la era Beat o generación Beat pertenece más a la
década de los cincuenta. Aunque eso sí, no cabe duda de su influencia en los
años posteriores. Algunos elementos definitorios de la Generación Beat son el
rechazo a los valores estadounidenses clásicos, el uso de drogas, una gran
libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental. Esta nueva forma de ver
las cosas dejó su principal influencia y legado en lo que posteriormente sería
conocido como contracultura.
Según Paul Kantner, guitarrista y
fundador del grupo de San Francisco Jefferson Airplane, “Si alguien recuerda
algo de los años sesenta, es que no los vivió”. Afortunadamente, Kantner se
equivocaba y, de entre la bruma de la resaca producida por la marihuana, el LSD
y los miles de conciertos que se dieron, son muchos los protagonistas de esa
década mítica que han logrado recordar y transmitir retazos fundamentales de
sus vivencias. La música rock significó para toda una generación una nueva
forma de comunicación, que transformó la mentalidad de los jóvenes y su forma
de percibir la vida. A través de elementos procedentes del mundo de la música y
de la escena alternativa, esta muestra intenta evocar el espíritu que impulsó a
gran parte de una generación que, a través de su aspecto, preferencias
musicales y, en cierta medida, actitud política, denunciaba y rechazaba las
convenciones imperantes y que encontró en la música una vía de escape.
Presentada en 2005 con el título
The Pope Smoked Dope en la Galería Ciudad de Praga, esta exposición aborda la
música beat y rock y su influencia en el diseño gráfico entre los años 1962 y
1972. Teniendo en cuenta que para la juventud de aquel periodo la música
funcionó como un elemento clave en su formación vital, sentimental e incluso
ideológica, parece pertinente prestar atención a la plasmación visual de la
música y a las sensaciones que generaban los carteles y las portadas de los
discos. La psicodelia triunfó con The Beatles, pero la ola psicodélica que
alcanzó al mundo entero, tal y como había hecho antes la música beat, se generó
en San Francisco con los carteles de los conciertos de rock y los bailes en el
Fillmore West organizados por Bill Graham o los de Family Dog Productions.
1972 fue para Checoslovaquia un
año de resignación en el que la desesperanza se instaló en la práctica totalidad
de las disciplinas tras el fracaso de la Primavera de Praga. Este año marcó
también un antes y un después en el arte y en la música, no solo en Europa sino
también en Estados Unidos. La música beat y rock de los sesenta evolucionó
hacia el virtuosismo y perdió fuerza creativa. La inspiración empezó a buscarse
en otro lugar –por ejemplo, en leyendas del jazz como Miles Davies– y ya en
1973 el jazz rock lideraba la escena musical. Combinada con el jazz, la música
rock se convirtió en una disciplina clásica aceptada por un público con
ambiciones musicales.
Las piezas expuestas forman parte
del archivo privado de Zdenek Primus, historiador del arte y coleccionista
checo-germano de arte invisible y olvidado. Desde finales de la década de los
60 él también fue uno de esos jóvenes rebeldes y desafiantes, fascinados con la
música y ávidos de información en un momento histórico complejo: Europa
dividida en dos, la Guerra de Vietnam, la revolución cultural china, el
descontento juvenil… En Checoslovaquia la información no fluía libremente, pero
sí llegaban noticias de un movimiento alternativo que transgredía la cultura
oficial. El relato expositivo es al mismo tiempo un pequeño relato biográfico y
una aproximación –incompleta y parcial– a una década que prometía más de lo que
podía ofrecer.
Zdenek Primus
La selección de piezas expuestas
incluye numerosos carteles psicodélicos de San Francisco, carteles de rock
checos y de otros países, más de 300 portadas de discos en las que destaca
claramente su valor artístico o su significado clave en la historia de la
música –Bob Dylan, Crosby, Stills & Nash, Pink Floyd, The Doors, The
Beatles, The Rolling Stones, Mothers of Invention liderada por Frank Zappa y un
buen número de bandas psicodélicas olvidadas de todo el mundo–, así como revistas
de rock y revistas de formación de opinión como la estadounidense Oracle, la
inglesa Oz o la checa Pop Music Express. Se exponen también libros y folletos
con diseño psicodélico sobre música, cultura hippie, drogas y problemas de la
civilización.
SALA PICASSO
FECHAS : 17.10.2018 >
20.01.2019
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