Marina fue concebida inicialmente como una zarzuela en dos actos con partitura de Emilio Arrieta y con libreto de Francisco Camprodon, y así fue estrenada el 21 de septiembre de 1855 en el Teatro Circo de Madrid ante un público que reaccionó con una absoluta indiferencia y una frialdad que de ninguna manera anticipaban el grandísimo éxito posterior de la obra.
La transformación en ópera fue propiciada dieciséis años después por el tenor Enrico Tamberlick que quería cantar la obra en el Teatro Real. Arrieta la transformó en ópera en tres actos, siguiendo muy estrechamente el modelo donizettiano. Dado que Camprodón ya había muerto, Arrieta confió la adaptación del libreto a Ramos Carrión. Se le añadieron tres dúos y un rondó final. Se estrenó en el Teatro Real de Madrid el 16 de marzo de 1871 y en esta ocasión la ópera obtuvo un éxito indiscutible, se tuvieron que repetir diversos fragmentos y Arrieta recibió una de las mayores ovaciones de su carrera.
La versión que presenta ahora el Teatro de la Zarzuela restituye la ópera en su integridad, tal y como se estrenó en 1871. Bajo la dirección musical de José Miguel Pérez-Sierra, la dirección de escena de Bárbara Lluch, el montaje cuenta con una bella escenografía de Daniel Bianco, vestuario de Clara Peluffo Valentini, iluminación de Albert Faura y diseño de videoproyeccciones de Pedro Chamizo.
El reparto que subirá a escena junto al Coro Titular del Teatro de la Zarzuela dirigido por Antonio Fauró, está integrado por grandes figuras internacionales como son las sopranos Sabina Puértolas y Marina Monzó (las dos “Marinas”, enamoradas en secreto del joven marino Jorge), los tenores Ismael Jordi y Celso Albelo (en el papel del capitán de buque Jorge. Enamorado a su vez y también de forma furtiva de Marina, ambos jóvenes ven peligrar su futuro por medias palabras y malos entendidos), los barítonos Juan Jesús Rodríguez y Pietro Spagnoli (que encarnan el rol del contramaestre Roque, un personaje desengañado que recurre al alcohol como refugio, y que al cabo es quien intuye los problemas y trata de poner orden en el enredo) o los bajos Rubén Amoretti y Javier Castañeda (que hacen las veces de Pascual, el tercero en discordia en esta historia de amores secretos a la orilla del mar). También participa en la producción la Rondalla Lírica de Madrid «Manuel Gil» dirigida por Antonio Ortega.
Aunque son muchas la versiones que se han sucedido en el tiempo de esta pieza lírica Bárbara Lluch dirige el punto de mira de su ‘Marina’ a un lugar muy concreto. Según avanza la obra, vemos como los personajes «se mueven entre el miedo al rechazo, al abandono, la inseguridad, los celos, los complejos o la incertidumbre»; esas emociones que «complican nuestras relaciones amorosas continuamente y que tanto daño nos hacen». Para Lluch, la obra contiene también «las músicas más bellas del mundo». Emociones y melodías se dan por tanto la mano en esta sobrecogedora historia de amores y mar.
La producción que presenta estos días la Zarzuela en 10 funciones del 9 al 20 de octubre, comienza una mañana a la orilla del mar. Mientras los pescadores cantan, Marina, huérfana de un marinero que había sido acogida en casa del capitán Jorge y de su madre, espera el regreso de Jorge, de quien, aunque se han criado como hermanos, está secretamente enamorada. Alberto, otro marino, viene a despedirse de Marina, porque vuelve al mar. Marina le pide una carta que su padre dejó al morir y Alberto promete entregársela. Pascual, tosco propietario del astillero, está enamorado de la joven y le declara su amor. La falta de sinceridad de unos y otros por el temor al rechazo propicia una serie de malentendidos que hace sufrir a los enamorados. Será Roque, otro marino quien se da cuenta de los sentimientos de ambos y quien actúe de paño de lágrimas. Al final los celos infundados llevarán a Pascual a romper el compromiso con Marina y Jorge y ella terminan por declararse su mutuo amor.
La producción que se ha llevado a cabo es magnífica en todos los aspectos, tanto en la escenografía y la iluminación que se complementa de un modo bellísimo, como en las maravillosas voces de los intérpretes. Sabina Puértolas nos deleitó con su interpretación de Marina y el dúo con Juan Jesús Rodríguez fue fuertemente aplaudido por el público presente ayer en el ensayo general. También hubo aplausos en medio de la representación para algunas de las intervenciones de Ismael Jordi y al final de la función se escucharon bravos y hubo una ovación de más de cinco minutos. Sin duda el Teatro de la Zarzuela no ha podido empezar la temporada de un modo mejor.
Fotografías: © Conchita Meléndez
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