FUNDACIÓN
MAPFRE
Sala
Recoletos
Del 6 de
febrero al 10 de mayo de 2020
El grito - Rodin
La Fundación MAPFRE ha presentado en su sala del Paseo de Recoletos la
muestra Rodin-Giacometti, una exposición dedicada por completo a las obras
escultóricas de estos dos genios que aunque no coincidieron en el tiempo si lo
hicieron en su manera de entender el arte de modelar el cuerpo humano.
No es la primera vez, según nos cuenta Catherine Chevillot, directora
del Museo Rodin de París, que se empareja a Rodin con otros artistas, ya
anteriormente se le relacionó con pintores como Mattise o fotógrafos como Mapplethorpe, con cuyas
obras también se muestran ciertas analogías y en un futuro próximo está
previsto realizar una exposición del escultor con el polifacético genio Pablo Picasso.
En opinión de Chevillot cada vez que se enfrentan las figuras de Rodin y otros
artistas se produce una nueva forma de ver la obra del escultor a través de la
mirada de los otros, ya que al igual que sucede con Giacometti, son ellos los
que miran y se inspiran en su obra.
Las Tres Faunesas - Rodin
A pesar de estar separadas por más de una generación, las trayectorias
creativas de Auguste Rodin (París, 1840 - Meudon, 1917) y Alberto Giacometti
(Borgonovo, Suiza, 1901 - Coira, Suiza, 1966) muestran —junto a disparidades
inevitables— significativos paralelismos que se desvelan por primera vez en
esta exposición conjunta. Sus respectivas obras comparten aspectos puramente
formales como pueden ser el interés en el trabajo de la materia y la
acentuación del modelado, la preocupación por el pedestal y el gusto por el
fragmento o la deformación, pero el dialogo que se establece entre ellos va
mucho más allá. Rodin es uno de los primeros escultores considerado moderno por
su capacidad para reflejar — primero, a través de la expresividad del rostro y
el gesto; con el paso de los años, centrándose en lo esencial— conceptos
universales como angustia, dolor, inquietud, miedo o ira. Y este es un rasgo
fundamental en la creación de Giacometti: sus obras posteriores a la Segunda
Guerra Mundial, esas figuras alargadas y frágiles, inmóviles, a las que Jean
Genet denominaba «los guardianes de los muertos», expresan, despojándose de lo
accesorio, toda la complejidad de la existencia humana.
Giacometti
Cabeza de la lujuria - Rodin
Giacometti fue un gran admirador de la obra de Rodin, hasta el punto
de que prefería ir andando a la escuela para poder ahorrar el dinero destinado
al transporte y así poder comprarse un libro del artista. Sin embargo durante
un tiempo renegó del maestro francés y dirigió su mirada a los nuevos
escultores de las vanguardias, entre los que se encontraban Ossip Zadkine,
Jacques Lipchitz o Henri Laurens. Tras un breve período «neocubista», el suizo
se unió a las filas del surrealismo y creó composiciones complejas cargadas de
contenido simbólico. Sin embargo, a partir de 1935, la figura humana volvió a
ocupar el centro de su trabajo para ir definiendo la estética por la que se le
identifica esencialmente, aquella que iría perfilando en los años posteriores a
la Segunda Guerra Mundial. Y es que Rodin
fue el maestro indiscutible del
siglo XIX; prácticamente
ningún escultor moderno había podido medirse
con él.
Busto de Annette Giacometti
Rodin
La selección de obras que forma la exposición se plantea como una
constante conversación desarrollada por la obra de los dos artistas en el
espacio a través de nueve secciones. Muestra cómo ambos creadores hallaron, en
sus respectivas épocas, modos de aproximarse a la figura que reflejaban una
visión nueva, personal pero engarzada en su tiempo: en Rodin, el del mundo
anterior a la Gran Guerra; en Giacometti, el de entreguerras y el
inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, marcado por el desencanto
y el existencialismo. Destacan especialmente en la exposición “Los dos hombres
que caminan”, cada uno de ellos en su estilo, y que en la figura de Giacometti muestra toda la fragilidad del ser humano.
Los hombres que caminan
Con motivo de la exposición, Fundación MAPFRE ha editado un catálogo
que reproduce la totalidad de las obras expuestas e incluye ensayos de las
comisarias de la exposición, Catherine Chevillot, directora del Musée Rodin, y
Catherine Grenier, directora de la Fondation Giacometti de París, así como del
comisario adjunto, Hugo Daniel, responsable de la École des Modernités del Institut
Giacometti. La publicación, que tiene como objetivo convertirse en referencia
para el estudio de la conexión entre ambos artistas, cuenta también con textos
de reconocidos especialistas como Sophie Biass-Fabiani, responsable de la obra
gráfica, pintura y arte contemporáneo del Musée Rodin, y Hélène Pinet, antigua
responsable científica de la colección de fotografías del mismo museo. El
catálogo incluye, además, un apéndice documental, una selección de escritos de
ambos artistas y sus respectivas cronologías.
Giacometti trabajando en su estudio de París en 1955
Fotografía de Isaku Yanaihara © Suki Yanaihara
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