Museo
Thyssen-Bornemisza
Paseo
del Prado, 8. Madrid.
Del
18 de octubre de 2016 al 22 de enero de 2017
La Trenza - Museo Langmatt
El cineasta Jean Renoir
escribió que su padre “miraba las flores, las mujeres, las nubes del cielo como
otros hombres tocan y acarician”. Frente a la concepción habitual que reduce el
impresionismo a la “pura visualidad”, la exposición Renoir: intimidad, la
primera retrospectiva en España en torno a la figura del pintor impresionista
Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), destaca el papel central que ocupan las
sensaciones táctiles en sus lienzos, y que pueden percibirse en las distintas
etapas de su trayectoria y en una amplia variedad de géneros, tanto en escenas
de grupo, retratos y desnudos como en naturalezas muertas y paisajes.
Baños en el Sena - The State Pushkin Museum of Moscú
Comisariada por Guillermo
Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, la exposición cuenta
con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI) y presenta un recorrido
por 78 obras del artista francés, procedentes de museos y colecciones de todo
el mundo como el Musée Marmottan Monet de París, el Art Institute de Chicago,
el Museo Pushkin de Moscú, el J. Paul Getty de Los Ángeles, la National Gallery
de Londres o el Metropolitan de Nueva York. Renoir: intimidad permite descubrir
cómo Renoir se servía de las sugerencias táctiles de volumen, materia o
texturas como vehículo para plasmar la intimidad en sus diversas formas
–amistosa, familiar o erótica–, y cómo ese imaginario vincula obra y espectador
con la sensualidad de la pincelada y la superficie pictórica. La muestra se
exhibirá posteriormente en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, entre el 7 de
febrero y el 15 de mayo de 2017.
Aline Renoir amamantando a su hija
Berna Kunstmuseum
Tacto
e intimidad
Mientras que en los retratos
de grupo de Manet o Degas, por ejemplo, los protagonistas mantienen la
distancia entre ellos y con el espectador, Renoir dota a sus figuras de una cercanía
tangible. En sus escenas con dos o más personajes es habitual que estos
participen en un juego de alternancia entre el contacto visual y el físico,
parejas de hermanos o de madres e hijos en las que uno de ellos mira al otro y
este le corresponde tocándole con la mano.
En ocasiones, esos
intercambios se establecen en torno a una actividad común, como la lectura de
un libro. En el caso de los retratos individuales, Renoir aspira a ofrecer al espectador
algo semejante al contacto físico aproximándose todo lo posible. Si Degas rodea
a sus modelos de un decorado y unos atributos que hablan por ellos, Renoir
tiende a ajustar el encuadre, suprimiendo el entorno para concentrar la mirada
en el rostro.
Otros detalles en los
cuadros de Renoir que aluden a sensaciones palpables son las cabelleras con las
que juegan y se enredan las manos, los perros en brazos de figuras femeninas,
los paños o toallas que cubren el pecho o envuelven los muslos, una labor de
costura, unas madejas de lana o la espesura de un jardín.
Después del Almuerzo - Städel Museum
Renoir: intimidad está organizada
siguiendo un recorrido temático, en torno a cinco apartados: Impresionismo, Retratos,
Paisajes, Escenas familiares y domesticas, y Bañistas. La etapa impresionista,
entre 1869 y 1880, ocupa dos salas de la exposición y reúne algunos de los
iconos de su carrera, como Después del almuerzo (1879), un estudio del natural
de Le Moulin de la Galette (1875-1876), además de las obras que pinta en La Grenouillère,
zona de ocio a las afueras de París donde trabaja con Monet, como Almuerzo en
el Restaurant Forunaise (El almuerzo de los remeros) (1869) o Baños en el Sena
(La Grenouillère) (1869). Una selección de retratos femeninos al aire libre o
en interiores -Retrato de la mujer de Monet (1872-1874)- y de parejas –El paseo
(1870)-, además de un paisaje impresionista, Mujer con sombrilla en un jardín
(1875), completan el capítulo.
Lise con un chal blanco
Dallas Museum of Art
A partir de 1881 la vía
impresionista parece agotada y los miembros del grupo se distancian. Renoir
vuelve la mirada a la tradición clásica, desde Rafael a Jean-Auguste Dominique
Ingres. No abandona el lenguaje impresionista, pero añade a su pintura un
énfasis mayor en el dibujo.
Desde finales de los años
1870 y a lo largo de toda la década siguiente, Renoir adquiere una creciente reputación
como retratista y se convierte en uno de los pintores más solicitados por la
sociedad parisiense. La Srta. Charlotte Berthier (1883), el Retrato de la
poetisa Alice Vallières-Merzbach (1913) o el de su marchante Paul Durand Ruel
(1910) y sus hijos Joseph Durand-Ruel (1882) y Charles y Georges Durand-Ruel
(1882), son ejemplos de esta faceta.
Le Moulin de la Galette - Compenhague, Ordrupgaard
En la sala dedicada a los
paisajes se incluyen vistas de la costa de Normandía y sus alrededores -Colinas
alrededor de la bahía de Moulin Huet, Guernsey (1883)- y Provenza, donde
comparte motivos pictóricos con su amigo Cézanne –La montaña de Sainte-Victoire
(hacia 1888-1889)-, así como de distintas localizaciones del sur de Italia: La
bahía de Salerno (Paisaje del sur) (1881).
La exposición continúa con
una selección de escenas familiares y domésticas protagonizadas por sus hijos
-Coco tomando su sopa (1905) o Jean como cazador (1910)-, su mujer Aline que, con
motivo del nacimiento de su primer hijo Pierre, posa en Maternidad (1885) y
Aline amamantando a su hijo (1915), así como otros miembros de su entorno más
cercano comoGabrielle Renard, la niñera y pariente lejana de Aline, que se convierte
en una de sus modelos favoritas -Niño con manzana o Gabrielle, Jean Renoir y
una niña (hacia 1895-1896)- y Andrée Heuschling -El concierto (1918-1919)-
quien se casará con su hijo Jean tras la muerte del pintor.
Jean como cazador
Los Angeles County Museum of Art
Uno de los motivos
predilectos de Renoir son los desnudos. Un género que los impresionistas, a
excepción de Degas, no trataron por considerarlo académico. Centrado en su
propia elaboración estilística, el pintor llega a una de las cimas de su
producción con las bañistas, una serie de desnudos al aire libre en los que reivindica
una naturaleza atemporal que elude cualquier referencia a la vida moderna. Una
visión edénica marcada por la sensualidad de las modelos, la riqueza del
colorido y la rotundidad de las formas.
Ninfa junto a un arroyo - Londres, The National Gallery
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