Museo Thyssen-Bornemisza
Paseo del Prado 8 MADRID
Del 2 de Marzo al 7 de Junio 2015
Ya fuera para dejar
constancia de sus diferentes estados de ánimo o del paso del tiempo sobre
ellos, reafirmar su papel en la sociedad o dejar una huella para la posteridad,
han sido muchos los pintores que se han retratado a sí mismos a lo largo de la
historia. El Museo Thyssen-Bornemisza dedica la décima entrega de la serie
<miradas cruzadas> al autorretrato, un tema que ha interesado a artistas
de todos los tiempos y que guarda una relación directa con su propia imagen.
Una selección de nueve autorretratos de sus colecciones, de Rembrandt, Steen,
Freud, Beckmann o Schiele, entre otros, permite recorrer con pocos ejemplos la
evolución de este subgénero del retrato desde el Renacimiento hasta el siglo
XX, en un montaje que podrá visitarse con acceso gratuito hasta el 7 de junio.
Aunque existen precedentes en el arte antiguo, es a partir de la Edad Media cuando los artistas empiezan a incluir sus propios rasgos personales en alguno de los personajes representados en sus obras, convirtiéndose en una forma velada de autorretrato. No obstante, el género no se populariza hasta el siglo XV, en Italia y en Flandes en primer lugar, cuando muchos comienzan a pintarse a si mismos junto a los símbolos de su oficio, una tradición que se ha mantenido sin interrupción hasta nuestros días.
En el autorretrato subyace
siempre un componente psicológico, a veces incluso algo narcisista, motivado
por el deseo de conocerse a si mismo y de mostrarse en sus multiples facetas y
con infinidad de matices. Se trata de una acción reflexiva en la que artista y
modelo se identifican y en la que el espejo juega un papel importante, como
instrumento necesario en el proceso de elaboración del cuadro, y en simbiosis
también con la propia obra de arte y con
la idea del rostro como espejo del alma.
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