Mañanas de abril y mayo, una obra de Calderón de la Barca en versión de Carolina África dirigida por Laila Ripoll.
Mañanas de abril y mayo es una deliciosa comedia en verso trasladada a los años cincuenta y llena de alegría y vitalidad, con canciones interpretadas en directo. Plagada de enredos y confusiones, donde se recrea un Madrid verde y florido, bucólico y sensual, en el que las jóvenes parejas de enamorados se confunden, se evitan, se engañan, se sorprenden, se buscan y, a veces hasta se encuentran. Todo es juego y alegría en este Calderón, donde la fuerza de la naturaleza se impone a la reflexión, y los huertos y jardines y bosquecillos de Madrid resultan ser los otros grandes protagonistas de la trama. Esta pieza que podríamos calificar de costumbrista, retrata a la perfección las relaciones humanas, sobre todo en lo que al amor se refiere.
Según Laila Ripoll, la obra plagada de colores, luz, sensualidad, alegría, música y juventud brilla en cada elegante verso del texto. Sus personajes son mujeres que bien podrían ser aquella Ava Gardner que se divertía en el Madrid de finales de los 50, Marcello Mastroianni paseando por san Antonio de la Florida, galanes con el punto tenebroso del Mr. Ripley de Alan Delon en A pleno sol, Jerry Lewis en su mejor momento, criados que parecen sacados de Atraco a las tres… todo parece hecho a la medida de este Calderón sensual y divertido, en el que una mujer con sombrerito blanco, al más puros estilo Audrey Hepburn, ubicua y juguetona, es responsable de un enredo monumental que deja al espectador boquiabierto.
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