El Museo Nacional
Thyssen-Bornemisza presenta una exposición que vincula la creación de Cristóbal
Balenciaga, el diseñador de moda más admirado e influyente de todos los
tiempos, con la tradición de la pintura española de los siglos XVI al XX. Ésta
es la primera vez que se dedica una gran muestra al modisto vasco en Madrid en
casi 50 años y la primera que reúne, junto a sus diseños, una selección de
cuadros de grandes nombres de la historia del arte español, una de sus
principales fuentes de inspiración.
Balenciaga trabajaba con varios
conceptos al mismo tiempo, de forma que mientras recuperaba siluetas clásicas
desarrollaba formas vanguardistas con esas líneas depuradas tan suyas. Esto fue
posible porque el maestro era un modisto total que dominaba todas las fases y
aspectos del proceso creativo de un couturier, desde la concepción hasta el
último paso de la ejecución. Christian Dior decía sobre él: “Con los tejidos,
nosotros hacemos lo que podemos. Balenciaga hace lo que quiere.”
Los modelos de Balenciaga reunían
audacia, técnica, elegancia, conocimiento, originalidad, y comodidad, aspecto
este último prioritario y que tenían sus piezas, en las que nada constreñía los
movimientos ni coartaba la libertad de la mujer, pues sus vestidos se adaptan
perfectamente a las diferentes
necesidades de su vida pública y privada.
Las referencias al arte y la
cultura estuvieron siempre presentes en el trabajo de Cristóbal Balenciaga. Las
líneas simples y minimalistas de los hábitos religiosos o el volumen
arquitectónico de estos tejidos son una constante en muchas de sus piezas. El
aire y la bata de cola de una bailaora flamenca que se deja ver en los volantes
de algunos vestidos, los brillos del traje de luces de un rorero trasladados
con maestría al paillette bordado de una chaqueta bolero. o la estética de la
indumentaria en la corte de los
Austrias, reflejada en las negras telas aterciopeladas adornadas con azabache
de sus creaciones, son solo algunos ejemplos. Podría decirse que Balenciaga
empezó siendo Ignacio Zuloaga y terminó siendo Jorge Oteiza. Partió de la
expresividad y concluyó en la abstracción, sedujo con las superficies y los volúmenes
y su interés derivó paulatinamente hacia los interiores, hacia el vacío que
genera el vestido.
La muestra está comisariada por
Eloy Martínez de la Pera, quien ha seleccionado para la ocasión un total de 90
piezas de indumentaria procedentes del Cristóbal Balenciaga Museoa de Getaria,
el Museo del Traje de Madrid y el Museu del Disseny de Barcelona, así como de
numerosas colecciones particulares nacionales e internacionales, muchas de
ellas nunca antes expuestas. Con respecto a las pinturas, se ha logrado reunir
un total de 55 cuadros prestados por museos de ámbito nacional como el Museo
Nacional del Prado, el de Bellas Artes de Bilbao o el Lázaro Galdiano, por
diversas fundaciones, la Casa de Alba y por colecciones privadas. Entre las
pinturas destacan obras de El Greco, Velázquez, Murillo, Carreño de Miranda,
Zurbarán, Goya, Madrazo o Zuloaga.
La exposición podrá visitarse
desde el 18 de Junio hasta el 22 de Septiembre de 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario