Amaniel
29-31. Madrid
Hasta el 7 de Febrero de 2016
Esta no es una exposición de ilustradores
infantiles, aunque pueda parecerlo. Con esta contundente premisa Felipe
Hernández Cava, comisario de la muestra, inicia un recorrido por una década
donde la modernidad vuelve a la ilustración española. También en los setenta,
en España se desarrolla una revolución. Eso sí, en este caso los protagonistas
iban armados con rotuladores, lápices y acuarelas.
«Esta es una exposición de once de los
mejores ilustradores españoles de los años setenta del pasado siglo, que
modificaron el rumbo general del dibujo español y volvieron a sintonizar plenamente con una
modernidad con la que, por razones políticas, no habíamos podido mantener hasta
ese momento un diálogo fluido», aclara Hernández Cava.
Cambio de Luces. Ilustración española de los
setenta reivindica el trabajo de una generación de ilustradores que la crítica
ha reducido, en algunas ocasiones, a grandes dibujantes para niños, ocultando
el hito irrepetible que supuso en aquellos momentos el uso de un nuevo
lenguaje, de una nueva estética, de un nuevo discurso.
En aquellos años Hernández Cava –que es
parte, también, de la historia de la ilustración española– elaboraba uniones
de historietas y fue testigo de primera fila de la revolución que los protagonistas
de esta muestra estaban a punto de hacer estallar.
La muestra es la primera gran exposición
sobre la ilustración de los setenta y reuné 114 obras, de 11 artistas de la
talla de José Ramón Sánchez, Fina Rifá, Pilarín Bayés, Asun Balzola, Manuel
Boix, Miguel Calatayud, Luis de Horna, Miguel Ángel Pacheco, Karin Schubert,
Carme Solé Vendrell y Ulises Wensell,
que no constituyeron en ningún momento un grupo totalmente homogéneo, y
al que tampoco podemos referirnos como
una escuela.
Aunque cada uno se valió de un lenguaje
propio, sí compartieron algo más que un
momento de nuestra historia –los últimos años del franquismo y los primeros de
la transición hacia la democracia–y un contexto influenciado por la eclosión
del arte pop que, en mayor o menor medida, se reflejó en su trabajo.
Es una generación de ilustradores que no
tuvo miedo al compromiso social y político en una época convulsa que contó con
la suficiente preparación y destreza técnica para responder a las líneas internacionales
en auge, superando a menudo a sus referentes; que reivindicó su papel
profesional desde la humildad de sentirse artesanos del lápiz y la acuarela, y
que se mostró especialmente sensible a los nuevos modelos educativos.
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