‘La del manojo de rosas’ el título más conocido de Pablo Sorozabal, en su versión firmada por Emilio Sagi hace 34 años, es sin lugar a dudas el montaje más representativo, acreditado y aplaudido del Teatro de la Zarzuela. En aquel estreno de septiembre de 1990, el público y la crítica la recibieron con especial entusiasmo, y así ha seguido siendo durante las más de tres décadas transcurridas desde aquella puesta de largo. No es fácil adivinar la suerte que en el futuro le espera a un montaje teatral. Se puede intuir si funcionará. Si gozará de la aprobación del público. Pero no saber a ciencia cierta si con el paso de los años (de muchos años) seguirá levantando telones y pasiones. Esto último es precisamente lo que le ocurre a esta mágica e irresistible lectura escénica de la obra de Pablo Sorozábal con libreto de Francisco Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado Carreño.
El Teatro de la Zarzuela revivirá estos éxitos con diez funciones entre el 20 de noviembre y el 1 de diciembre, que servirán para seguir celebrando el que es su montaje más aplaudido y viajero. Varias generaciones de cantantes, artistas, técnicos y público han participado o disfrutado de este título, vinculado de forma especial con el recinto de la plazuela de Teresa Berganza.
Los ingredientes son muchos para que esta nueva presentación de ‘La del manojo de rosas’ vuelva a ser una fiesta de las que difícilmente se olvidan. Y aún hay más: la Maestra mexicana Alondra de la Parra, una de las directoras de orquesta más requeridas y veneradas del momento, ocupará el podio del foso al frente de la orquesta de la que es titular, la Orquesta de la Comunidad de Madrid (titular a su vez del coliseo), del Coro del Teatro de La Zarzuela y de dos espléndidos y compensados repartos.
Emilio Sagi no es ajeno a la emoción. La siente profundamente y sabe que estos días tienen algo nuevo, distinto: “Para mí cada reposición ha sido como la primera vez. Es tremendamente emocionante ver cómo los personajes van adquiriendo vida”.
No en vano, ‘La del manojo de rosas’ tiene, por muchas razones, un significado muy especial para él. Fue su primer trabajo de zarzuela en España —ya había montado ‘La Revoltosa’ y ‘La verbena de La Paloma’, pero curiosamente había sido en La Habana y Buenos Aires—. Fue un encargo del entonces sobreintendente de La Zarzuela, José Antonio Campos, que le iba a permitir acercarse aún más, si cabe, a la figura de su tío Luis Sagi Vela, para quien Sorozábal, Ramos de Castro y Cuadrado Carreño, crearon expresamente el personaje de Joaquín.
Los dos repartos que intervienen en esta séptima presentación del montaje en el Teatro de la Zarzuela (donde se ha podido disfrutar en 1990, 1991, 1999, 2004, 2013, 2020 y ahora en 2024) están cargados de artistas de nervio y fundamento lírico y dramático.
En la piel de Ascensión, florista soñadora y moderna, orgullosa de su origen obrero que no quiere oír hablar de amores más que con un hombre de su clase, se meterán en esta ocasión las sopranos Vanessa Goikoetxea y Beatriz Díaz. El personaje de Joaquín, ese joven señorito que simula ser mecánico y que pretende a aquella, será interpretado por Manel Esteve Madrid y por el también barítono David Menéndez. Gerardo López encarnará a Ricardo, aviador que también bebe los vientos por la chica de ‘El manojo de rosas’ (que así se llama la floristería donde brega), y que por ello está en constante disputa con Joaquín. En contraste con este conflicto amoroso a tres bandas, surge otro entre Clarita –una coqueta y «superculta» manicura–, Capó –aprendiz de mecánico– y Espasa –camarero del bar de la plaza–. Aunque novia del primero, ella se deja querer por el segundo para así poner a prueba el cariño de Capó. Jesús Álvarez Carrión y Joselu López y Nuria García Arrés y Rocío Faus, darán vida a Capó y a Clarita. Por su parte, del pomposo y divertido Espasa se encargará el polifacético cantante y actor Ángel Ruiz.
Y llegados a este punto, hay que hacer un merecido inciso, ya que la madre de Joaquín, Doña Mariana, como ya sucediera hace cuatro años, estará interpretada por Milagros Martín, una de las artistas que en las últimas tres décadas más ha pisado las tablas del Teatro de la Zarzuela, y que en la primera reposición del montaje de Sagi, en 1991, hacía las veces de Asunción (papel que luego representó durante años).
Completan el reparto Enrique Baquerizo y Abel Vitón como Don Daniel y Don Pedro, padres de Ascensión y Joaquín respectivamente; los actores Ángel Burgos y Joseba Pinela, los integrantes del Coro Titular del Teatro, Francisco José Pardo, Ricardo Rubio, Alberto Ríos, Alberto Camón, Francisco Díaz, Román Fernández-Cañadas y Francisco José Rivero; además de 19 bailarines-figurantes.
En cuanto al equipo artístico, lo rematan el escenógrafo Gerardo Trotti, la añorada diseñadora de vestuario Pepa Ojanguren, el iluminador Eduardo Bravo y la coreografía, de cuya reposición se encarga Nuria Castejón, es del también desaparecido y admirado Goyo Montero.
Las funciones están asimismo planteadas como un sentido homenaje al Maestro Miguel Ángel Gómez-Martínez, fallecido el pasado 4 de Agosto, que de 1985 a 1991 fue director artístico del Teatro de la Zarzuela, desde cuyo foso dirigió en 2013 esta misma producción de ‘La del manojo de rosas’.
‘La del Manojo de Rosas’, que ya cuenta con 90 años (se estrenó en el Teatro Fuencarral de Madrid el 13 de noviembre de 1934), es el título que mejor refleja el Madrid moderno de aquellos años, conjugando sabiamente los ritmos tradicionales del sainete, como el pasodoble, la mazurca o el chotis, con otros como el fox trot o la farruca, dándole un nuevo carácter y sentido, más cercano a la modernidad, e incluso a la opereta. Después de todo, esa fue la intención de Sorozábal, «hacer una música sencilla, espontánea, garbosa, que tuviera salero y sentimiento, con sabor popular». Es el momento en el que las mujeres tuvieron la libertad de aprender y de decidir, y así lo muestran en escena Ascensión y Clarita, dos chicas sacadas de uno de esos ateneos femeninos del momento, ya sea el Lyceum Club o La Cívica, porque hablan de sus sueños y deseos sin sentimentalismos, y dicen con claridad lo que saben y lo que piensan.
Fotografías: © Conchita Meléndez